domingo, 12 de julio de 2009

Ayer te dije lo que aun siento, si, perdí ya la cuenta de las veces que he puesto mi corazón en tus manos, para solo ver como lo haces a un lado. La diferencia es que ayer no hubo de mi parte lágrimas, ni falsas promesas de que esta es la ultima vez que lo digo, tampoco te pedí que no me busques mas, ni una palabra de reproche, creo que mi corazón esta tan destrozado que ya no le queda un pedazo sano al que puedas herir. Tu motivo: crees que no eres lo mejor para mi, entre lineas yo entiendo: No siento nada por ti.
Y en dos años he intentado de todo para alejarme, para mas que eso, para dejar de sentir "amor"por ti, porque aunque lo busque, no existe ningún motivo normal para amarte. Solo se que lo siento.
No ha funcionado ninguna estrategia: Decretos positivos, examen de conciencia, lista de pros y contras, plan "A" "B" o "C" bueno en dos años creo que de planes ya termine el alfabeto, y claro no ha faltado la oración suplicante a Dios, pidiendo dejarte en mi pasado...y nada, sigues intacto en mi presente, constante como mi respiración.
Quiero creer, que esto terminara pronto, siento que voy caminando hacia el lado contrario de donde tu estas, y llevo conmigo lo que siento, sin que tu siquiera lo percibas, voy diciéndote adiós, llendo a tu lado. Te miro, y guardo en la memoria cada uno de tus movimientos y tu voz, porque el camino es largo y no quiero volver cuando el corazón me grite que te extraña.
Llevo conmigo la derrota del que ama sin ser amado, el tiempo que compartimos y un recuerdo de tu espiración mientras duermes y yo velo tu sueño. Me llevo las sonrisas que te entregue, y mis manos ansiosas de tocar las tuyas. Llevo tu olor en la piel y esa mirada que me regalaste algunas veces. Llevo los atardeceres que contemplamos, los lugares que pisamos y aquella noche en el camino empedrado que jure no olvidar. Llevo tus locuras y las mías.
Voy derrotada, con el alma en el suelo y el corazón maltrecho.
Y mientras sano solo repito que es cuestión de tiempo, abstinencia y soledad.


Espero curarme de ti en unos días.
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.
Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, mi es poco, es bastante.
En una semana se pueden reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego.
Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado.
Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?,"se hizo de noche"... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".)
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo.
Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura.
No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas.
Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

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