sábado, 17 de septiembre de 2011

Por primera vez me siento en casa, había pasado mas de un año imaginando aquella casa como nuestra que me costaba trabajo estar ahí sin ti...
Hoy descubrí el encanto, la sensación, la paz de saberla mía y de no extrañar tu presencia en ella, ya no me haces falta has pasado de ser indispensable a ser un mueble viejo que alguna vez estuvo ahí, pero no mas.
Me senté en los escalones, mire mis pies descalzos y me sentí comoda en la soledad de estar solo conmigo, estaba absorta en mis pensamientos mirando una hermosa lampara que tu dijiste en algún momento que no era necesaria y de cualquier forma la compre, pensaba en lo bien que hice al hacerlo porque ahora que la miro me parece un árbol de luz y me pierdo en cada uno de sus resplandores cuando abruptamente me saco de mis pensamientos el plomero.- Vaya a comprarme dos niples y una segueta y cualquiera deja de estar absorto en los sublimes pensamientos del alma con la palabra niple o segueta.

Obedecí de inmediato y conduci por esas calles que transito desde hace mucho tiempo pero ahora las sentí mías ya no soy una extraña para ellas ni ellas para mi...y me gusto. Observe cada paisaje, cada persona, cada situación, le sonreí al que me ubico en el estacionamiento como si aquel amable señor y yo conviviéramos de siempre y todo me pareció familiar.

De regreso de comprar lo que necesitaba el señor plomero, vi una familia que retaco su auto hasta con el perico y que iban sonrientes, eso es bastante extraño, normalmente veo familias con perros, nunca con pericos, me saco otra sonrisa, el cielo comenzaba a nublarse, el viento fresco movió mi cabello cuando llegue a un lugarcito donde venden unos tacos deliciosos que lleve para almorzar y de igual forma todo seguía siendo familiar para mi, sin rastros de ti, ahora eran mis calles, mis trayectos, mis vecinos, mi lugarcito de tacos, mi visión del perico...hasta mi plomero!

Suspire agradecida porque al fin ya no importa aquel nosotros y soy feliz solo con el "yo"

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