martes, 18 de octubre de 2011

Eran las 3 de la mañana de un día cualquiera, manejaban de regreso a casa de alguno de sus viajes, ella a su costado sacaba la mano por la ventana y dejaba que la balancera el viento, olia a sal y humedad aunque el verano ya se había ido, la luna deslumbraba el camino con su esplendor azul y a lo lejos entre la oscuridad de la noche solo se veían siluetas de lo que debian ser formas exactas de algo, ella prefería las siluetas.
Las estrellas lastimaban los ojos con su brillantes y llenaban el cielo, ella imaginaba que eran agujeros en una tela negra mientras cantaba alguna canción, el la miraba de reojo y se perdía en sus pensamientos y el camino mientras ella sonreía con esa mueca de monalisa, satisfecha, completa, libre, tan libre como solo era en esos caminos de nadie, a esas horas de la madrugada...y a su lado.

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